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Ruta Patatas Bravas por Madrid
¿Dónde está el secreto de unas buenas patatas bravas? ¿En la salsa? ¿En ese punto crujiente por fuera y tierno por dentro que tanto nos gusta? ¿En la forma de las patatas? ¿En su fritura? Como la ciencia no se pone de acuerdo hemos elegido cinco lugares para deleitarnos con este plato tan elemental como cautivador y que se puede comer a cualquier hora
Nadie se puede negar a una ruta de patatas bravas por Madrid, es el plan definitivo. La clave no está solo en la salsa, que también, la patata tiene que ser buena y a ser posible no ser congelada. Sobre la salsa, la verdad, es que es uno de los grandes misterios por eso es difícil saber cuál es la receta perfecta, ya se sabe cada maestrillo tiene su librillo que dice el dicho. Por eso siempre hay que ir a un bar porque nunca podremos hacer salsa brava en casa como la hacen los profesionales y además así lo acompañamos de una caña. El caso es que encontrar las patatas bravas perfectas es casi tan difícil como encontrar el pincho de tortilla cuajado como a ti te gusta. Lo bueno es que además es un plato que no solo no pasa de moda, sino que puedes encontrar todo tipo de bares y restaurantes que lo incluyen en su carta, desde los más modernos hasta la taberna más típica.
Como la ciencia no se pone de acuerdo hemos elegido la ruta de patatas bravas con los lugares para deleitarnos con este plato tan elemental como cautivador y que se puede comer a cualquier hora.
De amplio enfoque, este bar-restaurante sorprende con una de las de las barras más apetecibles de la zona. Entre lo más demandado del local están las croquetas de jamón ibérico, la sepia a la plancha con ali-oli negro, los mejillones pata negra, el pulpo a la Dijón y las extraordinarias patatas bravas. También tienen merecida fama sus apetitosos menús del día (atento por si contienen la riquísima ensaladilla rusa, o sus carnes, siempre buenas). Bordan también los pescados y el punto de los arroces –arroz con boletus y gambones rojos y arroz con chipirones, gambones rojos y puerro–. Y todavía no hemos hablado de su terraza, una de las más apetecibles y agradables de la zona. Merece la pena hacer una parada y comprobarlo.
Buena fama se ha ganado esta esquina del barrio de Chamberí por sus patatas bravas. Una celebridad que hace que mucha gente acuda solo para degustar y celebrar uno de nuestros platos más populares y emblemáticos de nuestra cocina. En Los Chicos las encontramos en cuatro preparaciones: bravas, sin gluten, del mundo y las del mes. Como es preceptivo la patata está bien cocida, blandita por dentro y crujiente por fuera, y es en sus salsas, algo picantes, donde encontramos parte del secreto de su éxito.
El comedor del Pez Gordo y sus marmóreas mesas se han convertido con el tiempo en un clásico de todos aquellos que pasan sus noches en Malasaña. Un espacio que, por otra parte, es sencillo, atemporal y austero, pero en el que se come bastante bien, sí las bravas son un imprescindible. Cinco factores juegan a su favor para que noche tras noche se cuelgue el cartel de lleno: su inmejorable ubicación, su buen ambiente, el carácter del propio local, su buena música y, por su puesto, su estupenda cocina.
Es uno de los hotspot de la ciudad, pero no solo te podrás hacer un selfie maravilloso, también tiene una de las mejores patatas bravas que vas probar. La Sala Equis es un impresionante multiespacio en que la cultura tiene mucho que decir porque tiene una coqueta sala de proyección con una capacidad para 55 asientos–muy recomendables sus ciclos– y en su plaza se producen periódicamente eventos culturales variados como proyecciones, conciertos, presentaciones, conferencias o encuentros. La primera estancia que nos recibe es una terraza cubierta, que es un pasillo con mesitas en su parte derecha y que desemboca a la Sala Plaza: un luminoso y amplio espacio de encuentro en el que además podemos comer y beber de manera sabrosa, dinámica y casual ya que la carta ha sido diseñada para comer de manera fácil–muchos bocados se comen con las manos– y sin complicaciones.