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Las cañas imprescindibles de Ponzano
¿Sabías que la calle Ponzano tiene el honor de ser la segunda vía de Madrid con mayor número de bares por metro cuadrado de Madrid? Sólo La Latina y sus Cavas le superan en concentración de locales por metro cuadrado. Pero cuando hablamos de la calle más de moda de Chamberí, además de cantidad, es inevitable hablar de calidad, la clave para entender por qué todos han caído rendidos a los encantos del llamado Ponzaning.
A lo largo del kilómetro (y unos poco metros más) que se extiende la calle encontramos bares y restaurantes para todos los gustos. Los hay que son ya unos clásicos consagrados en la zona y en los que es un gustazo pedirse una Mahou y una ración de ensaladilla rusa o un pincho de tortilla. Otros, sin embargo, son más revolucionarios y, además de buena cerveza, se atreven a introducir platos menos convencionales y exóticos. Y ante tanta oferta, ¿cuál elegir? Pues aquí estamos nosotros para echarte una mano. ¡Comenzamos!
Fide, el templo de las conservas y el marisco con 0thfloor
Con tanta variedad de bares y restaurantes en Ponzano, es difícil decantarse por uno, aunque nosotras lo tenemos claro. Vamos a hablar de un bar clásico (pero clásico, clásico) de la zona que además lleva abierto desde los años 60. El templo de las conservas en Ponzano se llama Fide (Ponzano, 8) y en él se sirven unas de las cañas mejor tiradas de Madrid.
En su carta podréis encontrar sardinillas, anchoas, ventresca y otros manjares envasados que conviven junto a las zamburiñas, navajas, gambas y otros mariscos que hacen las delicias del barrio. Una de sus especialidades son, sin duda, los langostinos, perfectos para acompañar una cerveza con amigos.
Si sois de tomar el aperitivo los domingos, bar Fide es vuestro lugar indispensable.
Pinzano con Kino Jerez
Si camináis por Ponzano hay un restaurante del cual no podrás pasar de largo: Pinzano (Ponzano, 36). Su fachada ya nos da a entender que es un restaurante de los de toda la vida al que han dado un vuelco acogedor en el interior; aunque lo que más me sorprendió fue bajar a la planta de abajo, toda de ladrillo visto, muchísimo más tranquila y que se convierte en el sitio perfecto para tapear con unas cervezas y luego salir por la zona con las pilas cargadas.
Ya me había hablado de lo bueno que estaban sus pinchos y tostas, pero lo que más me gustó fueron las tiras de pollo empanado, con una fina capa que los hace increíblemente crujientes y jugosos por dentro; además van acompañados de una salsa de mostaza que culmina este clásico.
Si vais por allí también os recomiendo la tosta de gulas al ajillo con pimiento coronados o la tortilla de patata. Y, recuerda, pidas lo que pidas siempre sabrá mejor con una Mahou.