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De la cocina de mamá… al restaurante. Así celebramos el Día de la Madre
Las madres son el principio de todo, y eso de que no hay más que una es una de esas verdades universales que debería estar escrita en una camiseta. No lo decimos nosotros, también lo dices tú y muchos cocineros que confiesan que se iniciaron en el mundo de la cocina gracias a la pasión que sus madres les inculcaron. Precisamente para celebrar el Día de la Madre, nos hemos dejado caer por cuatro restaurantes cuyos chefs se han inspirado en recetas maternas para crear sus platos más míticos. Y una advertencia: está todo taaan rico y lleva taaanto mimo familiar que hasta tu madre fliparía con ellos. Ya lo canta Rigoberta: ¡Mamá, mamá, mamáaaa!
Taberna La Elisa, LOS CALLOS del Barrio de las Letras. Si buscamos uno de esos sitios en los que apetecen unas cañas y unas raciones con mamá, ése es Taberna La Elisa (Santa María, 42). En este local del barrio de las Letras se preparan las cositas que saben a madre, esas de toda la vida, las que son muy capaces de ponernos en lo más alto un domingo cualquiera. De la mano de uno de sus artífices, Javier Goya, llegan unos Callos a la madrileña que nos hacen llorar del gusto (y no solo a nosotros porque han sido elegidos los mejores callos del mundo).
Son una receta de su madre que él ha traído a este restaurante. La pintaza es espectacular y cuando le hincamos el diente, NADIE puede resistirse al crush. ¿El secreto? La materia prima con la que se preparan. Cada día, Javier acude a una casquería del Mercado de Antón Martín en la que se surte de los callos y también de las chacinas que acompañan este platazo 100% castizo. Todo un planazo para el Día de la Madre.
La MaMá (av. de Brasil, 6) es de esos sitios en los que solo oler el aroma que llega de sus fogones hace que nos sentamos como si estuviéramos de finde en casa de los papás. No, su nombre no es una casualidad. Aquí está todo pensado, como en la cocina de tu madre o de tu abuela. Una de las características de su propuesta tradicional actualizada es que está basada en la cocina de mercado o de temporada. Por ello, La MaMá cuenta con una carta estacional, preparada con productos de cercanía. ¿Te acuerdas cuando de peque tu madre te llevaba al mercado a la salida del cole? Pues lo mismo, pero sin cole.
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Una publicación compartida de La MaMá Restaurante | 200 mts Bernabéu | Madrid (@lamamarest)
¿Y qué pedir aquí? Pues desde la ensaladilla rusa, uno de sus platillos estrella, que puedes pedir con bacalao o, en su versión todavía más premium, atún Rojo, a sus croquetas caseras de jamón o sus Callos charros. De postre, nosotros nos quedamos con la tarta de queso de la abuela Dioni, acompañada con helado de canela y membrillo.
El Fogón del Trifón (Ayala, 144) es una casa de comida de las de toda la vida, con una carta que parece haber sido confeccionada entre todas las madres cocineras de España. Sus platos destacan por estar elaborados con una materia prima de primera categoría (esto explica que aquí esté todo de muerte) e incluyen cosas tan nuestras y tan de andar por casa como la ensalada de ventresca, las habitas con chopitos, los callos a la madrileña, croquetas de morcilla o un rabo de toro simplemente ESPECTACULAR.
¿Que todavía te queda sitio para el postre? Prueba su mousse de chocolate “de los ochenta” con frutos secos y prepárate para un viaje en el tiempo que ni Marty McFly.
Casa Dani está en el top 3 de España y en top 7 de Europa de los mejores restaurantes para comer barato. Alojado en el Mercado de la Paz, es un sitio perfecto para llevarte a tu primogénita en el Día de la Madre a invitarle a unas raciones y sentiros igual de unidos que cuando te despertaba cada domingos a las 14h para comer en familia y tú con esos pelos (sí, lo recuerdas, lo recuerdo…).
Aparte de su clásico menú del día, podéis probar su tortilla de patatas, la misma que llegó a hacerse con el primer puesto en una de las ediciones del Campeonato de España de Tortilla de Patatas. Otro de sus fuertes son las albóndigas con salsa, esas que desde que te fuiste a compartir piso no has visto a menos de 150 km. O, por supuesto, su pisto casero con huevo, los rotos con jamón ibérico o los pimientos del padrón.
A destacar también la hora del desayuno, donde el buen ambiente es contagiable, y donde empezar el día con unos buenos churros, una rica pulguita de campo o ibérica, o su clásico pepito de ternera (solo para valientes).