Es uno de los barrios que mejor ha conservado su aspecto tradicional y es también la zona de cañas, tapas y terraceo con solera por excelencia, sobre todo los fines de semana, cuando la Plaza del Humilladero y alrededores –Plaza de la Cebada, Plaza de la Paja, Cava Alta, Cava Baja…– son un hervidero de gente. Pasear por sus bonitas calles empedradas es una verdadera lección de historia madrileña.