Un buen sitio para tomarse una caña, y más si encuentras sitio en la mesa alta que da a la ventana, porque ver el trasiego de la zona es de lo más entretenido, dada la cercanía al Tribunal Supremo y a la espectacular parroquia de Santa Bárbara; también lo es para comerse un menú del día en su sencillo salón con mesas de mármol tras padecer la ebullición comercial o visitar las pequeñas galerías de arte que pueblan el barrio. La comida es casera y tradicional; el sitio es encantador.